A medida que avanzan las semanas de este año 2024, hay dos dinámicas que están en marcha. O poniéndolo de una manera diferente, hay dos vectores que representan fuerzas con direcciones opuestas que buscan avanzar con visiones muy distintas del mundo y de la sociedad. .
Y
antes de continuar en mi análisis en este blog, quiero dejar muy claro un tema fundamental. No pretendo hacer una defensa a ultranza del estatus en la sociedad colombiana. Es evidente que, a pesar de los avances que hemos logrado en las últimas décadas, y que son muy valiosos, hoy hay muchas cosas que se deben de mejorar y otras definitivamente que cambiar. La razón es muy elemental: las transformaciones vertiginosas del mundo actual así lo demandan y las expectativas crecientes de la gente no dan espera.
En lo anterior no sería muy difícil ponerse de acuerdo, si nos dejamos de etiquetar y descalificar sin conocernos más a nivel personal. El problema radica en hacer explícitas las verdaderas intensiones que motivarían esos cambios, y que definen su visión así como los métodos para lograrlos. Y aquí es donde hay un gran abismo que le da forma a la calificación de estos dos vectores que mencioné al principio y que paso a explicar.
Por un lado, está el vector impulsado por una visión que busca destruir para refundar a un país. Es un movimiento que opera desde una ideología de la extrema izquierda, personificado por Petro y su grupo que lo apoya. Hoy, ellos ya se quitaron la careta y cada día que pasa, aumentan sus apuestas estando en el poder. Esta corriente, busca el cambio estructural de la sociedad con una lógica de suma cero: unos tienen que ganar y son los buenos (“el pueblo”) y otros tienen que perder ( “los explotadores del pueblo”). Para ellos el uso del lenguaje descalificador es su arma favorita así como el uso de las mentiras para reforzar su narrativa.
Este vector impulsado por Petro y sus seguidores, invita a un relato de polarización descarada e intencionada de lucha de clases. Su combustible es la promoción sistemática de la desconfianza. Y su norte está orientado a imponer su lógica de estatización centralizada del país a cualquier costo . A pesar de haber demostrado una pobrísima capacidad de ejecución, también demuestran una visión descalificadora extrema de la iniciativa privada que los podría ayudar. Suman además un desprecio cada vez mayor por la institucionalidad que les permitió llegar al poder, pero que hoy les estorba porque los pueden restringir o controlar su permanencia en él.
Quiero subrayar lo que está en el fondo de la situación que hoy estamos viviendo los colombianos. Para Petro, el papel del sector privado así como la institucionalidad que ha tomado muchos años construir , los ve como unos obstáculos que hay coptar o eliminar para mantenerse en el poder. y forzar la visión anacrónica de sociedad que quieren imponer. Versión que además la Historia ha demostrado que no funciona.
El otro vector que surge, a partir de las elecciones del 23 de octubre del año pasado, está impulsado por los alcaldes y gobernadores de las 4 ciudades y regiones que representan el 52% de la población colombiana.
Estos dirigentes políticos llegaron al poder con una visión totalmente contraria a la de Petro y su grupo, y por lo tanto son sus enemigos políticos y personales declarados, porque en su mundo solitario y mesiánico, quienes no están con él ocupan esa honrosa posición. Es la primera vez en la historia contemporánea de nuestro país, que los gobernantes locales de las principales ciudades, tienen al inquilino de la Casa de Nariño enfrentado abiertamente en su contra.
Pero fueron elegidos con unos mandatos claros y contundentes. Tienen el reto de construir sobre lo construido, devolver la confianza y la esperanza en las administraciones locales bajo su liderazgo demostrando excelencia en su capacidad de ejecución, escucha y cercanía con la población.
En las condiciones actuales, el tener una estrategia común, debería verse como un Gran Acuerdo Interregional, basado en un relato unificador de unión, coordinación y apoyo, para promover acciones colaborativas y de fortalecimiento de la gobernabilidad efectiva regional. Es una estrategia que les permitiría sortear mejor los dos años largos de Petro en el poder, y liderar las bases de una nueva narrativa futura para Colombia .
Contrario a la actitud de desprecio de Petro hacia el sector privado, la estrategia de estos gobernantes debe de promover su apoyo decidido. Reconocen que tienen retos muy grandes y que solos no los pueden enfrentar. La colaboración con otros sectores la ven ve como parte fundamental de sus planes de gobierno locales. Y de paso, muestran el inmenso contraste con un gobierno central que siembra todos los días la cizaña y actúa solo.
Para lograrlo, deben de aprovechar y apoyarse en iniciativas como Motores de Esperanza y Compromiso Valle , que buscan acercar al sector privado a las comunidades y apoyar constructivamente a las administraciones locales. Son iniciativas que pueden movilizar activos regionales muy valiosos alrededor de un propósito común, que no solo es evidenciar las torcidas intensiones de Perro, sino también, sembrar las bases de una nueva cultura ciudadana que nos vacune contra otros ejemplos similares en el futuro
Estoy seguro que un gran acuerdo de esta naturaleza, inspiraría a millones de colombianos que consideramos que el país necesita cambios pero no de manera irresponsable y a cualquier costo; que lo bueno se debe de conservar porque es la base para seguir construyendo hacia adelante; que el entorno de hoy invita cada vez mas a buscar sumar talento, experiencia y voluntades para multiplicar resultados que sirvan al interés de un bien común incluyente .
No exagero al afirmar, que el éxito de las administraciones de las cuatro ciudades más importantes del en los próximos cuatro años, serán fundamentales para darle un nuevo rumbo al pais. Por esta razón, lo que suceda en estas ciudades deberá interesarnos a todos los que no estamos de acuerdo con Petro y su gobierno.
Por todo lo anterior, lograr un Gran Acuerdo Regional que una a estas regiones, sería una iniciativa inédita en el país y en América Latina, que demostraría liderazgo y madurez. Su divulgación ayudaría a construir una narrativa de esperanza, confianza , colaboración y unión que contrarrestaría, desde las regiones que representan más de la mitad de la población colombiana, con la perversa narrativa que Petro ha logrado hacer prosperar hasta ahora.
Pero lo más importante, sería un ejemplo extraordinario de liderazgo político cuando ha sido el inmenso vacío en esta materia, la que llevó a Petro al poder. Y si no se logra, sería la razón por la cual podría pretender atornillarse como Maduro, Ortega y similares en la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Favor colocar aquí sus comentarios