Al ver de nuevo a Petro en la Alcaldía, como resultado de una decisión de un juez de tierras, estoy seguro que Garcia Marquez en su tumba, debe de estar apreciando la truculenta imaginación de nuestro sistema judicial y del nivel al que hemos caído. En un blog anterior titulado :"cesó la horrible noche", celebraba el retiro del responsable de este desbarajuste, pero veo que me equivoqué y la pesadilla no ha terminado.
Ante este estado de cosas, no es muy exagerado el afirmar que hoy en Colombia, estamos jugando con fuego de manera irresponsable. En lugar de avanzar y aprovechar un momento histórico de nuestro país, estamos permitiendo que, personajes como Petro y muchos jueces del aparato judicial, nos empujen en la dirección opuesta. Lamentablemente, y como veremos en este blog, estos desbarajustes institucionales tienen unos costos muy altos para la sociedad.
Para ilustrar mejor mi argumento, me voy a basar en un artículo reciente, con una serie de ejemplos que nos pueden servir de espejo a los colombianos.
Hace un mes escribí un artículo sobre la visión del ex vicecanciller alemán y del economista más reconocido de ese país sobre el estado de la Comunidad Europea, y el impacto que ha tenido la crisis en las diferentes economías del continente y de sus proyecciones hacia el futuro. Esa era una visión bien interesante y preocupante del problema institucional que hoy se está viviendo en esa parte del mundo, situación que se puso en evidencia con la caída de la economía mundial en el 2008.
Sin embargo, hay otros elementos que se deben tener en consideración al tratar de explicar el problema. Por esta razón, es bien interesante el artículo del Wall Street Journal titulado : "Burocracia, Intereses y costumbres arraigadas lastran el repunte de Italia". En este caso particular, hay situaciones que son preocupantemente relevantes en el contexto de nuestra situación en Colombia.
Son varios los síntomas de descomposición y disfuncionalidad institucional que hoy afecta la capacidad de la sociedad italiana para retomar el rumbo de crecimiento. Su economía tuvo una contracción del 9% desde el 2008, y un crecimiento paupérrimo del 1% en el 2013. Veamos.
Un primer caso se refiere al tiempo que una empresa necesita para levantar cualquier permiso. En el mencionado artículo sobre la situación de Italia, se muestra un ejemplo de los extremos a los que se puede llegar. Un empresario tenía 45 años cuando inició a tramitar el permiso de construcción de un supermercado. Afortunadamente hoy ya lo logró. El problema: cuando recibió el documento de aprobación estaba celebrando sus 88 años !!!.
Otro caso muy preocupante es la captura de las instituciones y las decisiones políticas por parte de diferentes grupos de interés del sector privado y público. De hecho, la identidad de los italianos se define en función del grupo de interés al cual se pertenece. El resultado es un sistema imposible de cambiar, lo que se traduce en una cultura de inmovilidad profundamente arraigada, que genera una parálisis en el Estado. Y lo que es peor, como lo menciona el artículo, bajo estas circunstancias " es muy difícil lograr apoyo para cualquier noción de un bien común".
La fragmentación de los partidos políticos y la corrupción rampante, es otra consecuencia del proceso de deterioro de la institucionalidad en Italia. Este proceso de deterioro se vuelve más preocupante cuando sus vecinos alemanes, y de los países nórdicos, muestran que el fundamento de las economías desarrolladas, se basa cada vez más en un estado de derecho serio y creíble, una administración pública responsable y eficiente, el acceso a fuentes de capital y conocimiento sofisticado. Pero también, en una cultura de colaboración entre los diferentes actores, que les permite generar consensos sociales sobre temas vitales para la sociedad.
El problema se vuelve más crónico cuando, personas dentro de las estructuras de poder, son capaces de impedir por muchos años el trámite de leyes críticas para la sociedad. A esta situación, se le suma una tendencia muy compleja de agresiones entre los diferentes partidos políticos, lo cual ha llevado a una ingobernabilidad que se traduce en una rotación de primeros ministros, que apenas duran menos de un año en su cargo.
A todo lo anterior se le suma un sistema judicial que no funciona "y también espanta a las empresas". Las controversias contractuales toman años en resolverse, y la acumulación de procesos llegó a la apabullante suma de casi 10 millones en el 2012.
El resumen de este panorama caótico es que Italia es el país de Europa en donde es más difícil hacer negocios. Las implicaciones son muy serias para una economía que solía ser referencia por su desarrollo empresarial y creatividad en clusters, como la moda y los alimentos. El resultado, como le sucede a Francia, es la emigración del talento humano a otros entornos más favorables para el desarrollo del tipo de empresas que se necesitan en el siglo XXI.
Pero la incapacidad de cambiar y adaptarse no sólo es una característica exclusiva de los políticos y de la burocracia italiana. Los pequeños empresarios, que representan el 98% del aparato productivo de ese país, especialmente los más antiguos, no aceptan la vinculación de nuevos capitales, ni se asocian con otros para poder competir. Prevalece una visión individualista y no colaborativa, especialmente en el sur del país. A lo anterior se le suma que no hay una cultura de riesgo y estas empresas no le apuestan a crecer.
El mensaje de fondo de este artículo me parece fundamental. Intereses y costumbres, que se han venido arraigando en países como Italia, han tenido un impacto dramático en la desaceleración de sus economías, hasta llevarlas a un punto de donde es muy difícil recobrarse. El estatus quo se ha convertido en un estado de inmovilidad estructural en estas sociedades, a pesar de que existe una insatisfacción general con la situación.
Ahora, si utilizamos el caso italiano, como espejo para la realidad colombiana de la actualidad, vemos que las tendencias que hoy mostramos, lamentablemente apuntan a que vamos siguiendo el camino equivocado de Italia. Veamos.
En el blog anterior, mencionaba que la sociedad colombiana tenía un problema muy serio: no contar con una visión positiva del futuro que permita llegar a acuerdos sobre la dirección general a seguir. A esto se le acompaña con proceso de agresión, odios y enemigos, promovido por Uribe y sus seguidores, lo que nos ha llevado a una situación absurda: en una campaña política critica, como la actual, los candidatos le sacan el cuerpo a los debates, y el espacio es remplazado por los medios y sus encuestas. No hay el mínimo esfuerzo de generar una pedagogía política que valorice el ejercicio de esta actividad para la sociedad.
La reforma a la Justicia es otro ejemplo que nos muestra como esta pieza vital de una sociedad, ha sido secuestrada por unos grupos de interés, que hicieron lo posible para descarrilar la reforma que propuso Santos. El sistema judicial colombiano está desbordado, hay procesos que pueden durar más de una década sin resolver. Aún, casos tan emblemáticos como los del ex alcalde Moreno por corrupción, o el caso Colmenares, van para cuatro años sin resolver por culpa de la inoperancia de la Fiscalía y de las artimañas de los abogados que buscan enredar los procesos y ganarlos por vencimiento de términos.
A lo anterior, se le suma las vergonzosas peleas entre las instancias de la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría, lo que demuestra que hay algo muy grave que esta sucediendo en las relaciones entre estos organismos, que son vitales para la sociedad y el funcionamiento del estado. A este lamentable panorama, se le añade otro Macondo jurídico: el abuso de las tutelas, donde Petro es el rey, que están produciendo una confusión jurídica sin antecedentes en Colombia y tres alcaldes para Bogotá en menos de una semana !!!.
Pero si por el lado de la Justicia llueve,en el caso de la Salud no escampa. En este campo se está viendo una situación vergonzosa en el trámite de las reformas, que son urgentes en este sector crítico para la población colombiana. Este es otro ejemplo de un sector secuestrado por Intereses políticos y privados. Y si queremos otro ejemplo, es necesario recordar al anterior gobierno de Uribe, cuando un grupo de contratistas poderosos se apoderaron de recursos inmensos. , El caso de los Nule, son una muestra de la punta del Iceberg que le ha costado a los colombianos un inmenso atraso en su infraestructura.
Y si de permisos se trata, conseguir una licencia ambiental se ha convertido en una pesadilla para realizar obras de infraestructura, explorar campos petroleros, desarrollar concesiones mineras o tramitar los planes parciales para el desarrollo de proyectos de vivienda. A la inseguridad jurídica en que se encuentra sumergida Bogotá, hay que sumarle la aprobación ilegal del POT ( Plan de Ordenamiento Territorial) , donde Petro se dio el lujo de violar todas las normas para aprobarlo de manera abiertamente ilegal y que hoy se encuentra suspendido por el Consejo de Estado.
La aversión al riesgo en el sector privado también es un gran problema en nuestro aparato productivo. Cuando hoy existe una política de innovación, es muy difícil que las nuevas empresas puedan contar con capital para sacarlas adelante. Y si de valoración del conocimiento se trata, veamos los resultados de las pruebas Pisa que nos colocan en los últimos lugares de los países evaluados.
Y para terminar esta lista comparativa con Italia, a la sociedad colombiana le cuesta mucho trabajo cambiar. Tenemos una fijación con el pasado, así celebremos de dientes para afuera el futuro, hasta que el lastre del estatus quo nos arrastra de nuevo hacia atrás. Nos gusta mirar ese futuro con el espejo retrovisor. Eso explica que la propuesta de paz con las FARC, hoy ocupe en las encuestas recientes un sexto lugar en las prioridades de los encuestados. Pero eso si, todo el mundo está de acuerdo con el tema mientras todo permanezca lo mismo. Es un buen ejemplo de la definición de esquizofrenia colectiva que explica la incoherencia que hoy vemos en los llamados líderes y demás miembros de nuestra sociedad.
En resumen, cuando una sociedad muestra tantos debarajustes como es el caso de Italia, y hoy está mostrando de manera muy preocupante la nuestra, estos se convierten en unos grandes frenos para su desarrollo. Pero también, es muy difícil pensar que vamos a tener éxito jugando en el mundo competitivo del siglo XXI.
Y lo increíble del tema, es que ninguno de estos problemas está siendo abordado de manera sería, en el "debate fantasma", que hoy brilla por su ausencia, en la contienda política colombiana. El resultado es una cultura cada vez más complaciente con una serie de valores y comportamientos que nos van a anclar en nuestra historia e impedir avanzar hacia el futuro .
Apreciado Francisco, muchas gracias por tus valiosos aportes para la reflexión ejemplarizante que pones frente a los desbarajustes que producen personajes enfermos y delirantes.
ResponderEliminarLa incoherencia en los más altos niveles de gobierno, también nos está llevando al desbarajuste total.
Abrazos.