Yo mencionaba en mi blog anterior que, la desconfianza y la debilidad institucional del Estado Colombiano, son los dos grandes retos que surgen del escándalo de la Corte Constitucional, y del análisis de otro tipo de noticias, cuando se miran en conjunto. Sin ir más lejos, en esta semana, los titulares hablan por sí mismos: " El ataque cobarde de las FARC a una patrulla del ejército mina la confianza en el proceso de paz".
Por esta razón, en este blog voy a profundizar sobre estos dos aspectos bajo el marco del concepto del Capital Social. Estoy convencido de que son unos temas que están en el corazón de nuestros problemas y que tienen una alta dosis de componente cultural. Lo impresionante es que son temas invisibles y no conversarles en la sociedad colombiana.
Para sustentar esta tesis, resolví desempolvar un libro que me impresionó mucho veinte años atrás, cuando fue publicado por primera vez: "Confianza" de Francis Fukuyama, donde el autor muestra la importancia de esta palabra en el desarrollo de la sociedad. De manera erudita, y muy bien documentada, hace comparaciones entre diferentes países en Norte América, Europa y el Asia. Lamentablemente, no trata el tema para los países latinoamericanos.
Haciendo un esfuerzo muy grande de síntesis, voy a armar un hilo conductor con los principales aspectos tratados por Fukuyama en su libro, para ir mostrando su relevancia en relación a los dos grandes retos ya identificados para Colombia. Al igual que en otros blogs, mi interés está en ayudar a introducir temas que suban el nivel de la conversación de futuro, que nuestro país necesita, señalando aspectos, que repito hoy son invisibles en nuestra sociedad.
Para comenzar, es importante señalar que los seres humanos estamos diseñados para trabajar colaborativamente, y sentirnos conectados con nuestros semejantes, buscando ser reconocidos dentro de un contexto social. Esta tendencia hacia la sociabilidad, es crítica en todos los ámbitos de nuestra vida, y en especial para las actividades económicas, porque estas se hacen normalmente en grupos organizacionales y con equipos de trabajo.
Aprender a trabajar efectivamente, de manera colectiva, y dentro de diferentes formas de organización, es cada vez mas critico para generar riqueza en un mundo ínterconectado y competitivo. La habilidad de cooperar socialmente depende de tener hábitos, tradiciones y normas previas, que a su vez, sirven de estructura para el mercado. Dentro de estos, es crítica la capacidad de confiar en los demás.
Como lo menciona Fukuyama, la razón por la cual el arte de la asociación es tan importante como una virtud económica, es porque es "inherentemente flexible: personas que son capaces de confiar entre sí, normalmente son buenos trabajando en equipo, capaces de adaptarse fácilmente a nuevas condiciones y crear nuevas formas de organización".
Aquí vale la pena introducir algunas definiciones propuestas por Fukuyama, para tenerlas presentes.
La sociabilidad espontánea: es la habilidad de juntarse con nuevos grupos y lograr prosperar en ambientes organizacionales innovadores. Es muy útil si se utiliza para crear organizaciones e instituciones que generen valor.
Confianza: se puede definir como la expectativa que surge en una comunidad, en relación a un comportamiento regular, honesto y cooperativo por parte de sus miembros, basado en unas normas comunes compartidas.
El capital social: es la capacidad que surge cuando la gente puede trabajar junta en grupos organizacionales, hacia un propósito común y dentro de un marco de confianza. Es transmitido culturalmente.
En estas definiciones quiero resaltar lo siguiente: la prosperidad de una comunidad está cada vez mas condicionada a su capacidad de juntarse con otros, en ambientes organizacionales innovadores para generar valor. Esto implica que se cumpla la expectativa de unos comportamientos y de unas normas que lo permitan, y en función de un propósito común.
Hay una tendencia de los gobiernos a intervenir para promover la construcción de comunidades, cuando hay un déficit de sociabilidad espontánea en la población. Sin embargo, esto tiene varios inconvenientes, porque es muy fácil debilitar la espontaneidad de las comunidades para configurarse en una sociedad civil.
Desde esta perspectiva, para Fukuyama es claro que "una sociedad construida enteramente sobre los individuos racionales, que solamente se juntan bajo la base de un contrato social para satisfacer sus necesidades, no puede ser una sociedad viable en el tiempo". Y no lo es, porque no habrá la capacidad del auto sacrificio de sus miembros, el orgullo de pertenecer a la comunidad, la preocupación por el otro, y otras virtudes sociales similares que hacen viable a cualquier sociedad.
Ahora bien, la confianza es una característica cultural inherente a la sociedad que se traduce en un sentido de comunidad. Lo interesante es que no tiene fundamento en normas explícitas, sino que nace de una serie de "hábitos éticos y obligaciones morales recíprocas internalizadas por los miembros de la comunidad".
Como lo planteaba Adam Smith, la vida económica y la vida social están conectadas entre si e influenciadas por la cultura de una sociedad, basada en unos hábitos éticos, como por ejemplo el respeto a las vacas en la India como animales sagrados. Hay hábitos éticos, como la habilidad para asociarse espontáneamente, que son cruciales para la innovación organizacional y por lo tanto para la creación de la riqueza. Estos hábitos son ideas y/o valores que son racionales para una comunidad, determinan las escogencias que hacen sus miembros, definen el marco de los comportamientos aceptados, y cambian muy lentamente con el tiempo.
Se podría decir que estos hábitos son "las reglas morales" para restringir el egoísmo propio de los seres humanos, las cuales se propagan a través de la repetición, la tradición, el ejemplo y la opinión social de sus miembros. Estas reglas morales, o códigos éticos, tienden a promover un radio de mayor confianza que otros al enfatizar imperativos como la honestidad, la predecibilidad, la caridad, el sentido del deber, la capacidad de colaborar, y la benevolencia hacia la comunidad ampliada. Estas virtudes sociales son fundamentales para que una democracia funcione.
Es interesante anotar que: "las religiones tradicionales, y los sistemas éticos como el confucionismo, constituyen una fuente de institucionalización de cultura muy importante para determinar el comportamiento. Los sistemas éticos crean comunidades morales porque tienen un lenguaje compartido de lo que es bueno y de lo que es malo, que sirve para que sus miembros tengan una vida moral común"..
Un ejemplo del impacto que tienen las religiones en el comportamiento, lo demuestran los estudios realizados que han confirmado la hipótesis de que las conversiones a los movimientos cristianos en América Latina, han venido acompañados de aumentos significativos en la higiene, ahorros, logros educacionales y aumentos en el ingreso. Hay la percepción de que este tipo de personas son más confiables y responsables en el mundo laboral.
En general, en cuanto más exigentes sean los valores del sistema ético de una comunidad, también lo serán los requerimientos para entrar en ella. En estos casos, hay un mayor nivel de solidaridad y de confianza mutua entre los miembros. Un ejemplo son los mormones y los testigos de Jehová. Pero a su vez, este tipo de comunidades que tienen valores fuertes al interior de las mismas, tienen uniones muy débiles con quienes están por fuera de ellas.
Fukuyama nos recuerda que la familia es una de las formas más comunes para construir capital social, y que le permite a la gente confiar y construir organizaciones economicas como son los negocios familiares. Pero para que estos no se conviertan en un freno para el desarrollo, es necesario que haya énfasis en la educación como sucede en las culturas judías y confusionistas. Cuando el énfasis en la familia es muy fuerte, viene a costa de otras formas de sociabilidad. De ahí que haya tanta desconfianza con las personas ajenas a la familia, como pasa en China e Italia, que limita la cooperación con extraños.
Ahora bien, profundizando en el tema del capital social, Fukuyama comenta lo siguiente: "adicionalmente las habilidades y el conocimiento, una parte importante del capital humano tiene que ver con la habilidad que muestra la gente para asociarse con otros, tema que es crítico en la vida económica y en cualquier otro aspecto de la existencia. Esta habilidad depende del nivel en que se compartan normas y valores, que permiten subordinar los intereses individuales a los del grupo en su conjunto, para construir confianza. Esta tiene un valor económico medible".
Para demostrar el ultimo punto, no es sino imaginarse un mundo donde la confianza no existe. Cualquier contrato, habría que blindarlo a un altísimo costo para las partes. Esto se denomina "costos de transacción".
Sin embargo, a pesar de que la confianza es crítica en una economía moderna, los contratos son necesarios. La realidad es que no se puede confiar en, que todas las personas sean capaces de vivir de acuerdo a las reglas éticas internalizadas para hacer la parte que les corresponde. Deben de ser presionados por unas reglas explícitas, una sanciones claras y exigibles, en el evento de que no estén a la altura de lo que se requiere de ellos.
Por esta razón, es que existe el sistema jurídico de una sociedad, para definir reglas y establecer instancias, que permiten dirimir las diferencias entre las partes y exigir el cumpliendo de los acuerdos. Ahora bien, en cuanto más transparencia y confianza haya en la sociedad, se disminuye la necesidad de tener innumerables cláusulas contractuales para cubrir todas las eventualidades, y menos será el costo de todo el proceso de la transacción.
Como bien nos lo recuerda Fukuyama:"el interés personal y los contratos son fuentes importantes para asociarse, sin embargo, las organizaciones más efectivas están basadas en comunidades que tienen una serie de valores éticos compartidos. Estas comunidades no requieren de contratos extensivos y regulaciones legales para su relaciones porque existe un consenso moral que les da a sus miembros unas bases de confianza mutua". Una sociedad que opera sobre estas bases, tiene una ventaja competitiva infinita. La que no lo tiene, paga unos costos altísimos y es inviable en el largo plazo.
Lo que ha puesto en evidencia el escándalo de la Corte Constitucional, es la tremenda precariedad de nuestro sistema judicial, donde hay costos ocultos en términos de abogados inescrupulosos y coimas a los jueces, que al salir a la luz pública, han volado por los aires la confianza de los colombianos en la más alta instancia de la Justicia. Y una sociedad sin ella, es como un cuerpo sin anticuerpos. Ese es el monumental problema que enfrentamos. La desconfianza que se ha generado, es como un impuesto muy grande que tiene que pagar la sociedad colombiana, por haber descuidado la construcción de su capital social y valorar culturalmente el desarrollo de la confianza. También, por no tener las instituciones para hacerlo
Ahora bien, ¿que hay que lograr para construir el capital social basado en la confianza ?. No es una tarea fácil porque se requiere desarrollar en el tiempo, hábitos y prácticas generalizadas de normas morales comunes entre los miembros de una comunidad, donde se premien los valores como la lealtad, la honestidad y la confiabilidad. En este campo, la Educación debería jugar un papel fundamental, así como los medios de comunicación que deberían reforzar los valores anotados anteriormente.
Como lo menciona Fukuyama: "el capital social no se puede escribir simplemente por individuos actuando en solitario. Está basado en la prevalencia de lo social más que en las virtudes individuales". Se debe entender que es útil, en la medida que permita formar nuevas asociaciones y colaborar dentro de los términos de referencia establecidos y acordados.
¿Cuáles son los beneficios para una sociedad que es capaz de construir capital social basado en la confianza entre todos sus actores?.
Como ya se dijo, para una economía moderna, es absolutamente esencial que la gente pueda trabajar confiando el uno en el otro en base de una serie de normas éticas comunes para bajar significativamente los costos de operación. Esto permite contar con instituciones mucho más innovadoras desde una perspectiva organizacional. Un nivel alto de confianza les facilita construir "muy variadas relaciones sociales" adaptables a los cambios permanentes de la tecnología y los mercados.
Fukuyama es claro cuando afirma: "La confianza tiene un valor pragmático muy importante ya que sirve de lubricante para los sistemas sociales. Es extremadamente eficiente; economiza una gran cantidad de problemas cuando uno tiene la oportunidad de creer en la palabra del otro". En resumen: mejora la productividad y la calidad de vida de la sociedad.
Otra ventaja, es que el capital social sólido, permite el desarrollo de empresas e instituciones grandes y efectivas, manejadas por una gerencia profesional. A título de ejemplo, las organizaciones americanas, alemanas y japonesas.
Las sociedades que no lo logran, terminan cooperando solamente bajo "un sistema de reglas formales y reglamentaciones, que deben de ser negociadas, acordadas, litigadas, y muchas veces impuestas a través de medios coercitivos". En cuanto mas reglas haya, menos confianza se construye. El resultado: hay mucha energía disipada en calor y muy poca utilizada en movimiento. En estos casos, el aparato legal se usa para remplazar la confianza. Ahora, si este falla, como está sucediendo en Colombia, la vulnerabilidad es total.
Cuando no existe la confianza, las transacciones se vuelven mucho más difíciles porque cada una de las personas no creen que la otra va actuar con honestidad. Esto significa tener contratos mucho mas detallados, blindarlos contra las contingencias, mas disputas, y mas necesidad de litigar en caso de necesidad. De hecho, en relaciones donde no hay alto nivel de confianza, las partes tienen que preocuparse en maximizar la utilidad en el corto plazo. Saben que si hay déficit en su contra en un periodo, este no va a ser compensado mas adelante por la contraparte.
La evidencia presentada en el libro de Fukuyama, demuestra que el capital social debería ser tenido en cuenta como parte del inventario de recursos nacionales. Una vez que el capital social que se ha acumulado y se ha gastado, puede tomar siglos volverlo a reponer, si es que se puede lograr. Y como es tan crítico, debería de tener unos indicadores tan importantes como los usados por los economistas para medir la tasa de cambio, el crecimiento del PIB, etc. Recordemos que la vida económica no se puede divorciar de la vida social de un país.
Cierro este blog con dos preguntas: ¿Será que las reflexiones anteriores tendrán algún día cabida en las conversaciones dentro de la sociedad colombiana? ¿Estamos conscientes del tremendo costo que estamos pagando por la falta de confianza y de instituciones confiables en nuestro país?.
Estimado Francisco
ResponderEliminarHe leído con mucho interés tu post sobre la "Confianza". Francamente acertado y oportuno, también en nuestra sociedad española.
Quizás conozcas, yo te lo recomendaría, la "experiencia cooperativa de Mondragón", aquí en nuestro País Vasco. Este año se celebra el centenario del nacimiento de José Maria Arizmendiarreta, sacerdote fundador del movimiento cooperativo.
Creo que es una praxis alineada con tu pensamiento.
Un cordial saludo
Manuel Olariaga
Tecnalia R&I
De acuerdo. Hay que poner el asunto como tema de conversación cotidiana. Tomar conciencia es una vía de solución a los problemas sociales.
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