Las comunicaciones digitales están haciendo el trabajo remoto algo común. Avances en la inteligencia artificial y la robótica pueden tener un impacto adicional en el sitio de trabajo. De acuerdo con McKinsey Global Institute, por lo menos el 30% de las actividades asociadas con la mayoría de las ocupaciones en los Estados Unidos, pueden ser automatizadas, incluyendo las tareas que utilizan el conocimiento que antes se consideraban blindadas.
Dado que el nivel de la ambigüedad se está ampliando en el entorno laboral, y que la rata de cambio tecnologico se está aumentando exponencialmente, ¿qué se necesita por parte de la gente y las organizaciones para enfrentar esta situación?. Estos temas no se hablan abiertamente, pero tampoco se enseñan para enfrentar esta nueva realidad. Tampoco se trata el impacto para las organizaciones al tener que manejar el talento humano en este nuevo entorno de trabajo.
Para los trabajadores del futuro, la capacidad de adaptar sus habilidades a las necesidades cambiantes de los puestos de trabajo va a ser un tema crítico. El aprendizaje a lo largo de la vida se va a convertir en la norma y no la excepción.
Los desafíos sociales de la transformación del trabajo. Según el estudio reciente de McKinsey sobre el impacto de los cambios tecnológicos en el trabajo, el número de empleados que están operando en puestos complejos va a aumentar, pero al mismo tiempo, este tipo de trabajos van a ser cada vez más automatizados. El tiempo que se necesita para volver irrelevantes las habilidades de las personas, será cada vez más corto, incluyendo el trabajo de quienes tienen conocimientos sofisticados. Como resultado de está dinámica, una gran cantidad de personas van a perder su puesto en el trabajo.
Hay una pregunta que surge y que preocupa: ¿se va a convertir el trabajo en algo exclusivo para una élite más privilegiada, conformada solo por las personas capaces de enfrentar las tareas complejas?
Hoy hay una realidad muy preocupante que agrava las dinámicas en el cambio de la naturaleza del trabajo: como sociedad tenemos muy poca inversión en educación y entrenamiento de la gente mayor. McKinsey señala que hay una concepción equivocada de solo invertir una gran cantidad de recursos para jóvenes, pero descuidar la capacitación de personas mayores a las 35 años. Pero también, personas jóvenes que no están siendo preparadas para las nuevas realidades y exigencias laborales.
Es necesario cambiar esta situación, para lo cual tenemos que comenzar a pensar “en la intersección de la movilidad económica y el futuro del trabajo”, especialmente para aquellas personas que han quedado atrás gracias a los cambios de la nueva economía. Si no se hace, y se piensa en sistemas más efectivos para el desarrollo de la fuerza laboral, este grupo de gente se va a ir quedando cada vez más rezagada y marginada.
El gran reto hacia adelante está en desarrollar instituciones que soporten el aprendizaje a lo largo de la vida. Hay que moverse muy rápidamente porque la velocidad de los cambios no da espera. Como lo menciona McKinsey, es un juego mucho más difícil de jugar. Están aumentando todos los días el número de personas que necesitan aprender rápidamente, en un entorno de cambios que son cada vez más rápidos.
La crisis del 2008 sacó a la superficie el problema del cambio en la naturaleza del trabajo gracias a los cambios tecnológicos. Los ejemplos de Grecia y España en los últimos años, muestran una realidad muy preocupante: más de la mitad de las personas jóvenes no tiene trabajo. Y muchos de ellos no han sido preparados para generar valor en un nuevo entorno laboral, cada vez más exigente y que cambia todos los días.
McKinsey señala otro tema muy importante. “Hay dos cosas que no seres humanos no lo hacen bien : pensar acerca del futuro y hacerlo de manera colectiva. El largo plazo, y el bien colectivo, no van a ser cuidados de manera natural por las decisiones individuales. Por lo tanto se requiere motivar una fuerza para generar la acción o de lo contrario vamos a fallar”. Como consecuencia de esta reflexión, sería muy ingenuo dejar la responsabilidad en los seres humanos de asumir individualmente su propio desarrollo. Se necesitan recomendaciones para ver cómo aprender a enfrentar estas nuevas realidades laborales.
Nuevas habilidades que se necesitan. La Inteligencia Artificial (IA), y el uso creciente de los robots, va a desplazar a mucha gente del trabajo, salvo en la áreas que implican la capacidad de adaptarse, donde los seres humanos lo pueden hacer mucho mejor que las máquinas. McKinsey subraya que se abrirán nuevas oportunidades de trabajo para “las personas que tengan una mentalidad de crecimiento, dado que quienes tengan mentalidades fijas, serán desplazadas por las maquinas”.
La predicción que hoy parece cada vez más plausible: a partir de ahora, una persona podrá tener hasta seis tipos de trabajo a lo largo de su vida. “Pero también, va requerir una serie importante de cambios cualitativos en su crecimiento y su capacidad de aprendizaje a lo largo de su carrera. Esto puede suceder con el mismo empleado o con diferentes empleos”.
Un tema muy interesante que trae el informe de McKinsey se refiere a la generación de significado en la relación con otras personas. En este espacio hay una gran oportunidad de crear valor que no pude ser hecho por una máquina. En ese contexto de una relación, la pregunta relevante es la siguiente: “¿Cómo es que esta decisión, producto o servicio, afecta la vida, los desafíos y la familia de la persona a quien se les hace un trabajo?”
La conclusión de estos cambios es muy clara: se necesita entrenar a todo el mundo, sobre la forma de darle significado a los desafíos del trabajo, desarrollando nuevas habilidades, y conectándolos con las necesidades de otras personas, para garantizar que van a poder generar valor con su trabajo.
Según McKinsey, estamos entrando en un mundo muy interesante, donde se está rodeado de personas que están pensando de manera profesional, acerca de las necesidades de otros y no solamente de las suyas. Esto va a requerir un esfuerzo intencional de muchos años porque no es un tema que se hace instantáneamente”.
Hay algo más que es sorprendente del análisis de estos cambios en el trabajo: se le va a enseñar a los estudiantes y a los trabajadores a ver las máquinas dotadas de IA, como si fueran otros miembros del equipo, en lugar de que los perciban como una amenaza laboral. Hay una gran cantidad de trabajo analítico que hoy no hacen las máquinas. Esta realidad genera una ventaja competitiva y unas oportunidades para los trabajos que requieren de personas con habilidades superiores.
Los costos sociales del trabajo remoto. Un reto muy grande y creciente, que tienen las organizaciones, está la evaluación del desempeño y las competencias, de los trabajadores que están en diferentes localizaciones. Se necesitan nuevas estrategias y habilidades organizacionales para manejar estas complejidades. El gran reto está en comprometer y conectar a la fuerza laboral dispersa cuando no tienen una supervisión directa.
Lo que se pierde es la posibilidad de tener la fertilización cruzada que normalmente se logra con las conversaciones informales. Cuando se requiere propiciar la proximidad con otros en el espacio de trabajo, pero la gente está en diferentes lugares, se necesita de una nueva organización basada en redes orgánicas que se encuentran en los cafés, y en otros sitios similares, para que la gente se se conecte.
Hoy las organizaciones están apalancándose en la tecnología para hacer entrenamiento a distancia, combinado con ejercicios colaborativos en sitio. El contar historias para darle vida a las interacciones a través de la red es cada día más usado como mecanismo de aprendizaje. Por ejemplo, en el mundo de multimedia, es cada vez más popular el filmar vídeos breves contando las historias de vida y de carrera de personas que son modelos de rol. Este tipo de metodologías, le permiten a la personas sentirse más conectadas con sus jefes, a pesar de que no tengan muchas conversaciones físicas.
Dentro de la compañía del futuro. El informe de McKinsey muestra que en muchos trabajos hay unas necesidades crecientes de demostrar agilidad, flexibilidad, emprendimiento, y creatividad. Pero surge una pregunta: ¿hacia qué prioridades se deben de orientar? La respuesta parece ser que se dirige hacia un diseño del trabajo en la organización, que le permita convertirse en una gran incubadora de talento.
Las compañías con una fuerza laboral con bajos niveles de formación, tienen una alta probabilidad de ser reemplazados por robots o procesos automatizados. Estas organizaciones deben de hacer un esfuerzo especial para preparar a su gente para que desarrolle nuevas habilidades que les permitan asumir nuevas responsabilidades. De esta manera la organización se vuelve muy atractiva para atraer el mejor talento.
Una manera en que hoy las organizaciones se están preparando para formar y retener el talento humano que necesitan, es dando la oportunidad a su gente de rotar por diferentes trabajos, lo que equivale a pulir los conocimientos y las habilidades que les darían el tener varias carreras.
Para concluir este blog, es evidente que se aproximan grandes cambios que afectarán la fuerza laboral en el mundo, que probablemente aumentarán las tensiones sociales y las brechas crecientes entre diferentes segmentos de la sociedad. Las apuestas serán cada día más grandes y las necesidades de hacer ajustes aumentarán.
El reto para los gobiernos será cada vez mayor. Pero también lo será para las empresas que utilizarán las tecnologías que van a desplazar a mucha gente. Pero el mayor desafío, será para las generaciones que tendrán que adaptarse a estos cambios, y que afectarán su futuro laboral. Estas dinámicas se verán reflejadas en los procesos de formación profesional, técnica y tecnológica. En resumen, el impacto se sentirá en toda la sociedad.
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