“Cuando la justicia es despojada, el gobernante comienza a desviarse y ser dominado por la soberbia y la avaricia. Se convierte en un tirano”
A medida que pasan las semanas, es cada vez más urgente la necesidad de ir descifrando el plan de vuelo que tiene Petro y su equipo para Colombia. Es un requisito para prepararse hacia lo que viene, y enfrentar de manera inteligente, la visión ideologizada que se quiere imponer desde la extrema izquierda, como modelo para el desarrollo de nuestro país,.
Petro ganó las elecciones por solo 700.000 votos de diferencia, lo que no le da el derecho de ignorar a los 10.5 millones de personas que no votamos por él. Hoy, estos millones no tienen voz ni representación. Por esta razón es fundamental ir creando las bases a una oposición que equilibre el tablero que se encuentra muy desequilibrado.
En los diferentes análisis sobre esta materia, me ha llamado especialmente la atención la perspectiva que aporta el columnista e investigador Pedro Medellin.
Según este analista, para Petro es fundamental que el papel del Estado sea de mucha mayor injerencia en la economía y todas las demás áreas que afectan a la sociedad. Y como veremos en este blog, le conviene debilitar a otros actores de la sociedad que se le pueden atravesar en el camino. Está siguiendo la trayectoria del Estado Despótico definido por el Profesor James Robinson en su libro “El Corredor Estrecho”
Una de las consecuencias de esta visión estatista, se reflejan en los pasos que se están dando, hacia lo que él y su grupo llaman “una economía popular”, como sustituto de la “economía de mercado”.
Esta intención se ve reflejada en la animadversión creciente de Petro y su gobierno, contra el Sector Privado tradicional compuesto por las grandes y medianas empresas del país. Para respaldar mi afirmación valga algunos ejemplos.
La decisión del Ministro de Hacienda Ocampo, de cortar la comunicación con el Presidente de la ANDI por su agresiva posición relacionada con la Reforma Tributaria, es un hecho muy grave. Demuestra una actitud intolerante, de parte de un hombre curtido y con un trayectoria, que le debería permitir manejar su rol sin personalizar los ataques a sus propuestas.
Dudo mucho que esta posición no haya sido consultada y calculada con Petro. Sospecho que la verdadera intención, era el decalcificar a Bruce McMaster como interlocutor de los empresarios que se siente atacados y vulnerados con las medidas tributarias aprobadas. Seguramente esperaban obligar a la ANDI a nombrar a alguien más maleable a los caprichos del gobierno.
Otro ejemplo fue la inasistencia de Petro a la reciente presentación del Estudio Nacional de Competitividad. Este evento, se había constituido en un espacio emblemático, para revisar anualmente los resultados del esfuerzo conjunto, entre Estado y Sector Privado, para hacer cada vez más competitivo a nuestro país.
La ausencia en este evento, y los desplantes que ha tenido en otros espacios con empresarios, son una señal que muestra que el papel del Sector Privado lo tiene sin cuidado para su agenda ideologizada caudillista. Esta señal la reforzó lo ya observado con la reforma tributaria aprobada, que desestimula dramáticamente la inversión y restringe aún más la capacidad competitiva de las empresas.
Otro eje fundamental de un nuevo modelo de gobierno, es el de acelerar la desintermediación de los raquíticos partidos tradicionales, dándole más valor al llamado “diálogo social”. Es una manera de consolidar el poder en la figura caudillista de Petro. Esto significa crear nuevos espacios de expresión y apoyarse cada vez más en la movilización social, que tan buenos réditos le dio el año pasado, cuando él y su grupo, ayudaron a orquestar las revueltas que bloquearon una buena parte del país, y que lo catapultaron al poder.
Es importante entender muy bien lo qué hay detrás de este “diálogo social”. Es un modelo que aspira a dejar el esquema de gobierno basado en la elección de personas que representan a los ciudadanos en el Congreso, las Asambleas y los Concejos, a otro modelo basado en la participación ciudadana. Pero como lo han demostrado quienes han estudiado las características del populismo, en este modelo, el Caudillo es el que decide lo que la gente pide porque solo él es capaz de interpretar mejor sus deseos.
Es un modelo de gobierno donde el “Caudillo” no habla con los partidos, a los cuales busca desaparecer para reemplazarlos por “su partido” único. No hay reglas de juego y es un modelo expuesto a los caprichos de quien detenta el poder y sin control político importante. No hay límites políticos ni plebicitarios.
Mientras se consolida el proceso de cambio hacia un populismo abierto, se necesita tener un control inicial sobre el Congreso que le permita usarlo para sus fines. Debió ser toneladas de mermelada que utilizó Roy Barrera como hábil operador político, para lograr arrodillar a la mayoría de los partidos políticos, quienes hasta ahora han actuado como una “aplanadora legislativa” . Pero ojo, el Congreso es un escalón temporal pero no definitivo, para lograr afianzar a Petro en el poder. La clave según Medellin, es el control del aparato judicial.
¿Lo logrará? En el 2025 salen 5 magistrados de la Corte Constitucional que es el obstáculo que le puede descarrilar su proyecto. Al final, es el organismo que va a aprobar las reformas fundamentales de la Policia, el Ejército cuyo control necesita y otras del mismo calado.
Un tercer eje de esta visión petristas, es la creación de una nueva ciudadanía basada en enfatizar los derechos de las poblaciones que son diferentes, que han sido marginadas, y que existen en una sociedad muy diversa como la nuestra.
Dentro del idealismo ideologizado de Petro, 30 años en el barro de la política, hace que sea muy pragmático según personas que lo conocen. Cada vez es más claro, que lo no negociables es el control político en los temas del futuro de la energía, el medio ambiente y las FA. Lo demás que sea negociable se pasa inicialmente por el Legislativo, como lo evidencian los resultados en ese espacio en estos tres meses largos de su gobierno.
¿Qué obscurece la dinámica actual de este gobierno? Una realidad que hoy se quiere despreciar: Colombia ha vivido un proceso de modernización muy acelerado en las últimas tres décadas que ha implicado cambios significativos en los patrones de consumo y en la mentalidad empresarial, entre otros. Sin embargo, no deja de ser muy preocupante, que no se discuta el rezago del sistema político y las capacidades del Estado de frente a esta realidad.
Y esta situación se hace e aún más crítica, ante la llegada de un gobierno radicalizado, que busca introducir cambios estructurales en medio de un entorno muy adverso, polarizado, y con gran desconfianza. Un entorno con muchas expectativas creadas que van a generar tensiones crecientes cuando se evidencie la imposibilidad de Petro de responder a ellas.
Pero además, una trayectoria de Petro que lo inclina a ser más un jefe de Estado y no un jefe de gobierno muy débil en la ejecución, como lo menciona Medellin. Y parte de su estrategia, como lo hizo en la Alcaldía de Bogotá, es dificultar acceso a él, o ser incumplido a punto de ser grosero, porque todas ellas son formas de mostrar su poder. Es una persona muy compleja, desconfiada, que le cuesta mucho trabajo interactuar con otros. Buen orador, recurre a la comunicación simbólica para mover a su gente y miente con gran facilidad. Y para rematar inflexible lo que le impide cambiar en temas que son para él inamovibles.
A medida que se incremente la presión y los problemas, esas características van a generar un grado de dificultad mucho mayor.
¿Que esperar hacia adelantes?
Una fragilidad creciente, la caja de Pandora de las marchas sociales que Petro abrió, posiblemente se le van a devolver con agresividad. Veremos un deterioro acelerado y deslegitimación de los “más llamados partidos políticos”, y se va a evidenciar una incapacidad creciente “para lograr consensos, cuando la polarización ha vaciado de contenido los espacios de convivencia y deliberación pública”.
A medida que pasen los meses, la ilusión del Caudillo que puede resolver solo los problemas cada vez más complejos con iniciativas como “la Paz Total”, van a desnudar el inmenso problema de la incapacidad de un Estado posiblemente más grande pero no más eficaz.
Mientras se mantenga “la aplanadora legislativa” se puede esperar “una explosión de iniciativas legislativas reformistas “ pero en un entorno de gran incertidumbre y desconfianza porque sin pudor se rompen las reglas de juego.
Hay un escenario muy preocupante que es posible esperar: un Estado sin poder coercitivo por el descontento y debilidad crecientes de las FA. Pero además, una Justicia cada vez más desbordada, mayor irrespeto por las normas y por la capacidad de control del Estado.
Y el peligro resultante de todo lo anterior, es que a Colombia se le perciba como un narco estado, como consecuencia de las negociaciones de Paz Total.
Pero es posible que surjan nuevos liderázgo y alianzas entre improbables. También, que cientos de miles de colombianos que no votaron por Petro, pero también de muchos que sí lo hicieron, despierten del letargo en que se encuentran. Los primeros porque quedaron paralizados, los segundos hipnotizados. Pero todos comiencen a entender que si no reaccionamos juntos, no vamos a tener un país viable.
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