Supuestamente en Colombia, estamos oficialmente en un proceso de paz con las FARC, grupo que ha sido un enemigo del sistema por más de seis décadas. En la Habana, avanza a pasos de tortuga, las dificilísimas negociaciones para acabar con el desangre y la devastación que estos criminales han generado por tanto tiempo. Santos aceptó la verdad que Uribe no ha querido aceptar: el Estado no fue capaz de erradicar este mal, después de ocho años de "Seguridad Democrática" y décadas de esfuerzos anteriores. El esfuerzo sirvió para debilitarlas, pero no las acabó. Esta es la razón de los "diálogos de paz" con este grupo armado en Cuba.
Sin embargo, mientras avanzan las "conversaciones de la Habana", a la dirigencia política de este país, se le olvidó el significado de la palabra "conversar" para dirimir de "manera civilizada y pacífica" su diferencias.
"Conversar" es cambiar con el otro mediante el intercambio respetuoso de ideas y posiciones, aceptando las diferencias. Tratadas de esta manera, y con la curiosidad que invita a la indagación, pueden ser fuentes poderosas para la generación de nuevas posibilidades. Quienes han hecho cursos de "negociación", saben muy bien que este es un principio fundamental para llegar a acuerdos razonables entre las partes.
Pero esta incapacidad de conversar, para manejar las diferencias de manera productiva, es una epidemia que ha venido invadiendo a la sociedad colombiana, desde hace muchas décadas. Por esta razón, el verdadero problema de LA PAZ, con mayúsculas, no está en la Habana, aunque ayuda mucho. Está en enfrentar la cruda realidad: somos nosotros. Nuestra sociedad tiene una incapacidad infinita, y manifiesta, para manejar sus diferencias de manera pacífica.
Esta incapacidad explica muchas cosas. La primera de ellas: la dificultad de generar consensos sobre temas cruciales para la sociedad. Es fácil ver la inmensa diferencia de nuestra reacción ante el fallo de La Haya, con la respuesta de los diferentes grupos políticos de Chile, ante un fallo similar, que también les cercenó un pedazo de su territorio a favor del Perú. En el país austral, las diferencias ideológicas no impidieron que hubiera una manifestación unificada entre el Presidente y la oposición.
Mientras tanto, en Colombia, vemos a los ex presidentes y el Presidente Santos, agarrados como comadres de plaza, lanzándose acusaciones y recriminaciones mutuas, por el desastre del fallo de La Haya con Nicaragua. Aquí, el tema no fue un aglutinador para dejar a un lado las diferencias. Al contrario, fue la gasolina que se lanzó a la hoguera, cuando ésta ya estaba suficientemente prendida. ¡Que vergüenza!.
Pero también, esto explica la gran dificultad para generar desde la diferencia, confrontaciones constructivas de ideas. En estas situaciones, el lenguaje, es el arma favorita que se usa, antes de pasar a otros instrumentos más violentos, para eliminar al adversario. Hoy, la contienda política que se desarrolla, está cargada de palabras destructivas . El tener diferencias ideológicas es una patente de corso para descalificar al otro y volverlo en "mi enemigo político". ¡Que vergüenza¡
Un columnista de opinión decía recientemente que era lamentable la falta de ideas en el debate político que comienza. Pero esto no es de extrañar, si se comprende que hoy tenemos una sociedad embriagada con el espectáculo circense de nuestros " dirigentes", e impermeable a la reflexión de los temas vitales para su progreso y desarrollo. Por esta razón, son presa fácil de populistas como Petro, que fundamentan su defensa en la descalificación y destrucción del sistema. Pero eso si, lo usa y abusa, para su propio beneficio. ¡Que vergüenza¡
Pero hay otra consecuencia. En este tipo de ambientes perversos, es imposible que nuestro dirigentes políticos admitan que son seres humanos, que también se equivocan. Y como no lo hacen, condenan a una sociedad como la nuestra, a reforzar una actitud negativa ante la posibilidad de fallar, o fracasar, que es funesta. Por esta razón no es posible, que tipos como Petro, reconozcan humildemente que se equivocaron de manera grave, en temas como el de las basuras. O que personajes como "Teflon Uribe", siga impávido después de sus tremendos desaciertos en el manejo de temas como el de la Infraestructura, durante sus ocho largos años de mandato.
Y lo que es peor, por esta razón, estos dos "excelsos exponentes de la dirigencia política colombiana", representantes de posiciones extremas a la derecha y a la izquierda del espectro ideológico, son incapaces de aprender de sus errores. Y esto no sería grave, si las consecuencias sólo las pagaran ellos personalmente. Lo lamentable, es que esta falencia personal, la tenemos que cargar todos los colombianos. ¡Que vergüenza¡
Hoy los periodistas, como aves de rapiña, se recrean de la carroña que se produce en este tipo de espectáculos, que los romanos envidiarían en el Coliseo de Roma. De manera irresponsable, aplauden estas peleas callejeras de quienes están llamados a dar un ejemplo muy diferente. Por esta razón, a las diferencias ideológicas, las acompañan con la palabra "enemigo", y le adjuntan sin sonrojo la palabra "odio". Sin darse cuenta, y de manera irresponsable, también ayudan a lanzar la gasolina a la hoguera nacional, en la que están convirtiendo nuestra nación. ¡Que vergüenza¡
Lo más triste de este espectáculo circense romano, es que sucede cuando más se debería cuidar la institucionalidad del país. Hoy a Colombia se le percibe como una nación que viene desarrollando su potencia aceleradamente. Uribe inició el proceso y Santos lo ha continuado. Y sin embargo, el primero busca como loco descarrilar al país. Fuera de decir NO al proceso de Paz, no propone nada diferente a su Seguridad Democrática cuando es evidente su agotamiento. Y el segundo, de manera débil, le ha faltado generar la pedagogía para orientar a los colombianos en este periodo histórico de transición. !Que vergüenza¡
Por todo lo anterior, suena a un chiste de mal gusto, que el proceso de la Habana se titule "Diálogos de Paz", mientras personajes como Uribe y su combo, han declarado a Santos como "su enemigo", porque lo "traicionó" al no seguir dócilmente su partitura de guerra indefinida. Los "odios viscerales" del expresidente, son el combustible que lo mueve como pirómano por todo el país.¡Que vergüenza¡
Es igualmente un chiste cuando Petro advierte que su destitución amenaza las conversaciones de la paz en la Habana. Como ya lo mencioné en otro blog, este individuo es incapaz de aceptar que se equivocó. Desde el balcón de la Alcaldía, durante dos meses, acusó a sus seguidores, descalificando e insultando a quien no están de acuerdo con su proceder. Y en el camino, como pirómano iluminado, fomentando la división de clases, como hizo Chávez en Venezuela. Y hay que ver las consecuencias. ¡Que vergüenza¡ ( ver blog anterior)
Y la lista continúa. El Fiscal se pelea con la Contralora, pero también con el Procurador. Entre los dirigentes políticos de un mismo partido, "el síndrome del micrófono", les desata las pasiones más extremas que los lleva a descalificarse los unos con los otros. Como dice la canción: " Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le dio burundanga y le jincha los pies". ¿Será que esta es la razón que lleva a algunos comentaristas a decir que estamos en un país de locos?. ¡Que vergüenza¡
Los prohombres de este país, están dando un ejemplo vergonzoso a una sociedad en sí violenta, porque son incapaces de manejar sus diferencias fuera del marco de " los odios" y las descalificaciones personales. ¡Que vergüenza¡
Como vemos, son demasiados los ejemplos lamentables que los colombianos hemos venido viendo en los últimos años, pero ahora, como consecuencia del proceso electoral en que estamos sumergidos, el problema se ha agudizado.
Definitivamente, hay una reflexión de fondo: la Política saca lo peor del ser humano. No es de extrañar, que "la gente decente", le huya a esta actividad tan crítica para la sociedad. Hay excepciones pero son lamentablemente una minoría. De paso, se abra el camino a los "Moreno" de este mundo. Y también, explica el inmenso desprestigio que hoy tienen los políticos y las instituciones de los partidos, que cada vez representan a menos gente. Cuando hoy se corre la bola del voto en blanco, como ganador de las próximas elecciones, este es un indicador claro del estado terminal del paciente.
Y para terminar unas preguntas claves: ¿Qué le ha pasado a todos estos personajes tan visibles de la sociedad, que les impide "dialogar" para manejar sus diferencias ?. ¿Entienden estos señores el significado de esta palabra?.. ¿Están conscientes de que son un pésimo ejemplo como modelo de rol para los demás?. ¿Qué coherencia tienen al atizar el fuego de manera deliberada cuando hablan de la Paz, pero a su manera?. ¿No se dan cuenta que sus comportamientos violentos, son la peor referencia que impide que los colombianos nos tomemos en serio el tema de la paz?. ¿Porqué debemos creer entonces, que un acuerdo en la Habana, nos va a traer la paz?. ¿Será posible cambiar esta realidad tan lamentable?
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Y mientras tanto, ¿será que Petro va a pagar por los desmadres de la plaza de Bolívar?..¿Quien le pagó a la gente que estuvo acampando en la misma por más de un mes?...Los cientos de miles de firmantes, que apoyaron a Miguel Gómez para revocatoria, no pueden esconderse en el momento de la verdad.. Si cada uno se compromete a llevar a dos más, hacia adelante, le estaríamos mandando un mensaje inolvidable a personajes como nuestro "ejemplar alcalde"........ para eso sirven las redes sociales !!!
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