“El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres”.Platón
En Inglaterra se estará definiendo quién es la persona que va a remplazar a la señora May, quien tuvo que renunciar después de su fracaso como Primera Ministra de la Gran Bretaña (GB). Su más posible sucesor es el señor Boris Johnson, quien fuera alcalde de Londres, y uno de los principales responsables del Brexit, que tiene a ese país en la peor crisis política desde la postguerra.
El ascenso de este controvertido político, quien tiene rasgos muy similares a Trump, ha suscitado todo tipo de comentarios. Hay quienes dentro del ala derecha de su partido, consideran que es la persona adecuada para sacar a la GB de la Comunidad Europea (CE) el 31 de octubre, sin ningún acuerdo y sin importar el costo.
Pero hay un grupo de ciudadanos de su país que detestan a Boris Johnson, así como también genera un profundo rechazo en la CE. El paso por la Cancillería de su país hace dos años, fue un desastre, según la opinión de sus críticos. Pero el rechazo también se debe a que lo perciben como un tipo que no es confiable, además de ser un abusador de mujeres. Sin embargo, la mayoría de ellos consideran que el costo de una salida sin acuerdo, que Johnson ofrece, sería demasiado alto para la GB, pero también para Europa.
Pues bien, el proceso tan caótico y complejo que se vive en la GB en la actualidad, pone en el centro del debate el tema de las cualidades de los dirigentes políticos que hoy aspiran a liderar a su gente en el mundo. Y esto suscita una gran pregunta: ¿por qué hay un grupo cada vez más grande de votantes que llevan al poder a personajes de esta calaña?
Que esto suceda evidencia otro gran problema: el peligro al que se está exponiendo el sistema democrático que ha estado vigente en muchos países, y que ha sido el responsable del más largo periodo de prosperidad y crecimiento en la historia de la humanidad. Lo más preocupante de este fenómeno, es que también se está viendo en los paises que se consideraban los más maduros y avanzados, como es el caso de la GB y los Estados Unidos.
Pero no es posible ignorar lo que está sucediendo, cuando procesos democráticos que eran un ejemplo, permiten la llegada al poder de personas como Trump, y eventualmente Johnson. Las fallas que hoy se están evidenciando son verdaderamente alarmantes. Y la pregunta es ¿ por que?
Platón, en su obra “La República” reflexiona profundamente sobre las cualidades que debe de tener un hombre de estado que pretenda liderar a su comunidad. Según este pensador griego, la experiencia y su disposición a la verdad, son dos condiciones esenciales. Se preguntaba si era posible combinar el amor a la sabiduría con el amor a la falsedad. Y concluía que esto no era posible.
Para este filósofo griego, estas reflexiones las hacía dentro del contexto de lo que debe ser la democracia. Le preocupaba mucho, que a pesar de ser un concepto muy atractivo, era muy vulnerable y fácilmente se podía degenerar en una tiranía. Hoy, viendo en el panorama internacional los casos de Putin en Rusia, Erogan en Turquía, Chaves y Maduro en Venezuela, es claro que el miedo de Platón no estaba infundado.
Al ver estos casos, es evidente que el sistema democrático puede colapsar bajo el peso de sus propias contradicciones. En estas circunstancias, los ciudadanos desorientados y miedosos, buscan al salvador que les haga el milagro de hacer fácil los problemas complejos. Esperan que esta persona tenga todas las respuestas y restaure el orden. Se dejan embaucar fácilmente y son carne de cañón para ser explotados fácilmente por los demagogos.
El inconveniente de esta expectativa, es que personas como Trump o Putin, son adictas al poder e incapaces de controlarse a sí mismos. Platón consideraba a estas personas las más peligrosas de todas “porque el desorden reside en ellas mismas”. Su falta de control, las lleva a mentir sin rubor como lo hacen diariamente estos personajes.
Y al ser adictos al poder, en cuanto más lo acaparan, más dificultad tienen para cumplir con las expectativas que han generado. Por esta razón terminan recurriendo al uso de la violencia para callar a sus contradictores. Hoy, vemos cómo llegan al poder usando las reglas de la democracia, para después neutralizar los contrapesos para hacerse al control absoluto, como sucedió en Venezuela.
Para Platón, quien pretenda ser el capitán del barco, debe estudiar, prepararse toda la vida y demostrar una trayectoria impecable. Cuando uno le pone estas consideraciones a personas como Trump y Johnson, claramente no pasan la prueba. Ambos tienen una trayectoria de comportamientos inaceptables, para no hablar de que han demostrado no tener la experiencia en el manejo de los temas mundanos del Estado. Y además, tienen una muy limitada capacidad de atención a los detalles, lo que termina siendo su talón de Aquiles.
Según Platón, lo que hace a una persona ser un pésimo líder, son la autocomplacencia y el narcisismo. En el caso de Trump y Johnson, estas son dos de sus características distintivas. Pero además, este tipo de personas tienen la habilidad de decirle a la gente lo que quieren oír, pero son incapaces de orientarlos y retarlos positivamente. Son expertos en discursos pirotécnicos y explosivos, que buscan despertar los instintos más bajos de sus seguidores.
Platón es especialmente crítico de este tipo de personajes, que habiendo nacido en condiciones privilegiadas, consideran que no tienen que ganarse el derecho de ocupar posiciones de poder porque se creen muy talentosos. El estudiar y el aprender, no es algo que se les aplique por su condición de cuna. Se creen con el derecho de recibir pleitesía de los demás, porque se consideran superiores.
Hay una realidad que Platón menciona. Los políticos pueden cambiar a sus consejeros y sus políticas. Sin embargo, lo que no pueden hacer fácilmente, es cambiar su carácter y este determina su comportamiento y el tipo de decisiones que toman. Miren el caso de Trump y sus abusos con las mujeres, sus ataques a los emigrantes y su menosprecio por los logros de coordinación internacional, construidos desde la post guerra, entre otros.
Para protegerse de las fallas de carácter, en las personas que lleguen al poder en las democracias, se han definido mecanismos constitucionales e institucionales, como hoy todavía operan en los Estados Unidos. Esto ha permitido poner el freno a muchas decisiones venenosas de Trump en ese país. La pregunta es si lo seguirán haciendo, en caso de que vuelva a ser reelegido, por otros cuatro años.
En el ejemplo de la GB, el problema es que su sistema democrático, hasta ahora ha partido de la premisa de que no se elige a dirigentes que tengan fallas de carácter protuberantes, y que puedan comprometer la estabilidad del sistema. Y no se cuenta con los mismos mecanismos que hay en los Estados Unidos. Esto es lo que genera una gran preocupación con la llegada al poder de Johnson. Lo que está en juego es muy serio y el costo muy alto.
Es curioso, que en el caso de Trump y Johnson, le deben su fama, a la exposición que tuvieron en unos shows ligeros en la TV. El primero en el “Aprendiz” y el segundo en “Have I Got News for You”. Los dos casos son unos buenos ejemplos de las distorsiones que pueden generar los medios, al encumbrar a la fama a personas tan cuestionables como ellos.
He querido traer a colación las reflexiones de Platón y el peligro que corre el sistema democrático, porque tenemos que cuestionarnos en Colombia, la calidad de los dirigentes políticos que estamos llevando al poder. La inconsciencia de los votantes han permitido que muchos de estos políticos, hayan dejado una estela de escándalos de corrupción y abuso, que han minado la confianza en el proceso electoral y en las instituciones que soportan el sistema.
Hay que reconocer que tenemos una crisis de liderazgo político muy grande, que está minando las mismas bases y la credibilidad de la democracia en nuestro país. Por esta razón hay que observar con atención lo que pasa en estos temas, más allá de nuestras fronteras, porque ojalá nos puede servir para aprender y evitar cometer los mismos errores.
El comentario es aún más relevante, cuando Uribe y su combo, están impulsando la iniciativa del Estado de Opinión , mediante la cual quieren acabar con la Jurisdicción Especial para la Paz, así como con la estructura de la rama judicial. Y también, porque tendremos elecciones locales a finales de este año.
Como bien lo describía el editorial en El Tiempo en su edición del domingo de hace dos semanas, al referirse a la propuesta de Uribe: “tales propuestas vienen siendo promovidas y lideradas por personas que ocupan cargos de elección popular dentro de instituciones que conforman el sistema que pretenden, en algunos casos, poner patas arriba.....Es una actitud que alarma, pues termina minando, desde adentro, el carácter representativo de nuestra democracia y, en general, su misma legitimidad. Es un comportamiento que se resume en la fórmula de abrazar las reglas de juego únicamente cuando se logran los objetivos y desdeñarlas cuando emergen como un obstáculo”.
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