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sábado, 24 de agosto de 2013

Entre la intolerancia y las vías de hecho


Blog de FM: entre la intolerancia y las vías de hecho

La intolerancia y las vías de hecho, parecerían ser las dos expresiones que hoy caracterizan las relaciones, entre los diversos grupos que conforman la sociedad colombiana. Esta no es una afirmación gratuita, está fundamentada en los hechos: la suspensión del Ciclo Rosa en la Universidad Javeriana y los múltiples paros que hoy son una pesadilla para el Gobierno Santos y para la población en general. Veamos.

Recientemente sorprendió la noticia de la cancelación de la sede de la Universidad Javeriana para el festival audiovisual  Ciclo Rosa.  Este ha sido un evento que había contado con el apoyo de los jesuitas desde su iniciación, hace una década. En este espacio se presentan muestras de cine gay con foros y conferencias de análisis sobre estos temas. No deja de ser curioso que, durante tantos años, no hubieran habido voces de protesta, contra el hecho de que este evento tuviera su sede en la universidad.

Conozco hace varios años al padre Joaquín Sánchez, actual rector de la universidad. Es una persona extraordinaria que tiene muchas cualidades, pero la que más destacaría, es su apertura de mente y la aceptación, sin juicios de valor descalificadores, de las nuevas realidades del mundo contemporáneo. No debió ser nada fácil para él, ser el vocero de una decisión, que estoy seguro, no fue tomada por convicción, sino que fue presionada desde afuera.

Estoy absolutamente convencido que tuvieron que moverse fuerzas muy poderosas desde la Curia en Roma, para lograr que el Rector  y sus compañeros jesuitas que lo acompañan, dieran un paso tan contrario a la actitud abierta, que ha caracterizado a esta comunidad de vanguardia, dentro de la Iglesia Católica.

No deja de ser una paradoja esta señal, cuando llega a la cabeza de la Iglesia Católica el Papa Francisco, un jesuita argentino, que ha despertado una esperanza de apertura y actualización, dentro de una comunidad de más de mil millones de personas en todo el mundo. Recientemente un columnista manifestaba su  preocupación  con  la incoherencia que se comienza a ver, entre las manifestaciones mediáticas del nuevo Papa, que apuntan en una dirección de apertura y sencillez, con las decisiones y declaraciones recientes, que apuntalan a la Iglesia en la época de las cavernas. Esta posición pone a la Iglesia Católica en una negación de las realidades y las tendencias sociales contemporáneas.   Y también, le ha hecho un inmenso daño a su imagen y  ha alejado a mucha gente de ella.

Por esta razón, no es de  extrañar que la orden para sacar a la Javeriana del festival, viniera de Roma, según fuentes cercanas a esta decisión. De acuerdo al artículo de Semana, los responsables de impulsar esta iniciativa,  son las redes sociales de la ultra derecha religiosa y Aciprensa, que es un portal del periodismo católico. Como lo comenta el artículo de la revista Semana, este último "convirtió el Ciclo Rosa en su caballo de batalla, para atacar el pensamiento progresista de la comunidad jesuita".

También, puedo entender la inmensa preocupación que deben de tener hoy las directivas de la Universidad Javeriana,  por el daño que ha sufrido su imagen por esta decisión. Un centro de pensamiento, como es una universidad, no le puede volver la espalda a una realidad como es el de la diversidad en las tendencias sexuales. Esto explica el porque la Javeriana, a través de su Instituto Pensar,  había venido apoyando este festival por tanto tiempo, dentro de un contexto academico para analizar el fenómeno de la homosexualidad.  Esta decisión era un ejemplo de apertura a la discusión de los diferentes, temas que hoy afectan a la sociedad.

Las creencias religiosas se han convertido en elementos de división, imposición, e intolerancia en el mundo contemporáneo. El pontificar desde estas creencias, para imponer una visión particular del mundo a otras personas, o descalificar a quienes se atreven a proponer otras visiones diferentes, es una tendencia muy grave del mundo contemporáneo.

De estas posiciones religiosas extremistas surgen los movimientos islámicos que tienen convulsionado a Egipto. Pero también, personas como el Procurador Ordóñez en Colombia, que abusan de su posición de poder dentro del Estado, para imponer sus creencias a la sociedad.

El respeto a la diversidad de comportamientos sexuales, mientras estos no afecten a los demás, y de opiniones diferentes respecto a temas como el aborto, en circunstancias especiales, debería de tener cabida natural en los centros universitarios, independientemente de su orientación política o religiosa. Las decisiones jurídicas respaldando los derechos en estos temas, tanto en Colombia como en muchos otros países alrededor del mundo, muestran una tendencia clara de apertura de la sociedad a dejar de verlos como tabú y motivo de escarnio público.

Paradójicamente, hoy vivimos un mundo interconectado, donde la diversidad y la inclusión, son dos valores fundamentales. Y sin embargo, al interior de dos de las principales corrientes religiosas mundiales, el Catolicismo y el Islamismo, hay muchas personas que llegan a situaciones extremas, inclusive de violencia, para imponer sus creencias a los demás. Para ellas, no hay cabida para otras visiones del mundo que no coincidan con las suyas.  Este tipo  de posiciones inadmisibles, nos llevaría a las épocas de la Inquisición, donde algunas personas parece que se sentirían más cómodas imponiendo sus creencias religiosas a los demás y condenado a la hoguera a quienes no piensan como ellos.

Pero decía al principio de este blog que, además de la intolerancia, las vías de hecho es la otra expresión de una sociedad que muestra señales muy preocupantes, de  funcionamiento de la sociedad. La evidencia de esta realidad son los paros y las manifestaciones para protestar, que se convierten en actos vandálicos que destrozan la propiedad de terceros y atropellan los derechos a la movilidad de quienes no están comprometidos con este tipo de comportamientos.

Yo acepto, que los paros y las manifestaciones, son instrumentos válidos que tienen las sociedades democráticas, para expresar la inconformidad de algunos grupos en relación a temas que los afectan. Pero cuando estos modos de expresión, se convierten en la regla y no la excepción, y terminan degenerando en hechos violentos, como es el caso reciente de Egipto, o de los paros que hemos visto recientemente en Colombia, hay una señal clara de que algo no está funcionando bien en la sociedad.

Y ese algo es muy sencillo: hay una falla manifiesta de los canales regulares de expresión, como son los partidos políticos, el Congreso y demás instituciones representativas, así como en la capacidad del Estado, representada por el gobierno de turno, de dar un tratamiento adecuado a las demandas por soluciones efectivas a los múltiples problemas de la sociedad, que dicen representar.

Al abrir la caja de Pandora de los subsidios a los cafeteros, dieron la señal más funesta: las vías de hecho, y el bloqueo de las carreteras paga. Le midieron el aceite a Santos ya que vieron que cedía ante las vías de hecho y los actos violentos. Evidentemente las FARC, y otros enemigos del régimen actual, aprovechan este papayaso al máximo, lo cual genera un clima de confrontación y de descalificación muy peligroso para una sociedad violenta, como es la nuestra. Sociedad que además,  no ha aprendido a manejar sus conflictos de manera inteligente y productiva, por lo cual recurre a actos violentos, para arreglar sus diferencias.

La gente está aprendiendo  que las vías de hecho son la llave para acceder impunemente a las arcas del Estado.  "¿Si a ellos les dieron, porque nosotros no tenemos el mismo derecho?". Esta pregunta está detrás del paro actual de los campesinos que, bajo múltiples ropajes, hoy tienen bloqueadas las carreteras en Boyacá y en otras regiones del país.

La imagen que está dando el Gobierno actual, y que es la que más me preocupa, es que está llegando tarde a manejar situaciones que deberían haber sido previstas y evitadas con anterioridad. Lo que estamos viendo en Colombia en esto últimos meses, es tremendamente preocupante.

Arrancando con el Paro Cafetero, de hace dos meses, el Gobierno Santos lo cogieron con los pantalones abajo.    Como bomberos toreros, los altos funcionarios, desde el Vicepresidente hacia abajo, recorren el pais apagando incendios por todas partes. Parecen como unas marionetas, recorriendo el país, empujados por fuerzas cada vez más fuera de su control.

Hay una realidad. La institucionalidad política del Estado, cada vez muestra una gran debilidad para afrontar las grandes tensiones que hoy muestra la sociedad. Como lo evidencian los ejemplos del Brasil, Egipto y España, no es un fenómeno único de Colombia. Sin embargo, no deja de ser tremendamente preocupante dado el momento actual de un proceso de paz, cuando estas mismas instituciones van a tener que estar a la altura de unos nuevos retos de un eventual post conflicto. Invito al lector que no lo ha hecho, a leer los blogs anteriores que he escrito en esta materia, en especial, el caso del El Salvador en Centro América.  

1 comentario:

  1. Como vemos todo vale en un pais que cada día, lamentablemente, se encuentra mas fallido por la falta de liderazgo y valores de sus dirigentes.
    Tal vez lo unico que aun nos queda y nos da una luz de esperanza y confianza, es esa ley moral que debemos tener dentro de nosotros para poder interactuar con nuestros congéneres.

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